
Observo tu delicada figura,
escondiéndose en la oscuridad,
con temor de ser juzgada,
con pavor de ser menospreciada.
Tu larga cabellera esconde tu bello rostro,
dónde una fina línea está pegada en tu cara.
Pero no muestras ninguna emoción más.
¿Por qué, querida mía?
¿Por qué te escondes tras tu cabellera?
¿Por qué no muestras tu bello rostro?
¡Háblame!
¡Ríe!
¡Sonríe!
Pero no me enseñes esa inexpresiva cara,
que tortura todo mi ser.
Tu tímida sonrisa, ¿Qué esconde?
No sé si estás feliz o triste,
ni enfadada o confundida.
¡Te lo ruego!
Muéstrame tu bella sonrisa,
no la escondas tras esa fina linea.
Sabes que eres más bella sonriendo.
¡Te lo suplico!
Es mi único deseo, mi único anhelo.
Tan sólo mírame y sonríe.
No pido nada más.
Tan sólo una sonrisa.
Sé que soy egoísta,
pero no puedo soportar ver como te torturas al pensar que no eres bella,
y te escondes.
Te tapas, te cubres con un velo.
Eres bella, créeme.
No tapes tus oídos con tus manos,
escucha la verdad.
Eres bella, más bella de lo que te imaginas.
Así que quita la cortina de tu rostro,
quítate el velo,
mírame a los ojos,
con tu ardiente mirada,
sonríeme,
y hazme arder.