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viernes, 3 de junio de 2011

Still Doll




Allá encima de la montaña,

hay un gran castillo,
para tan solo una persona.

En la más alta torre,

se puede ver una sombra,

que danza al son del silencio.





Está encerrada, atrapada.

Sus pasos son gráciles, ligeros.

Da vueltas y más vueltas,

elevándose en la aire,

de manera que pueda despegarse del suelo,

aunque sea por una milésima de segundo,
alcanzar el techo,
y liberarse del cautiverio.

Pero las cadenas la frenan,

y cae contra el suelo.

Su mísera libertad se esfuma,

Y se vuelve a encontrar en su jaula.

Observa sus tobillos,

magullados,

al haber intentado liberarse.

Pero fue en vano.

Ella se levanta de nuevo,

sin mirar atrás,
sabe que la están observando;

es su carcelero.

La observa por un pequeño agujero,

pero siente como si la desnudaran,
como si la tocaran con tan solo mirarla.

La muñeca frota sus ojos secos,

y vuelve a bailar.


La muñeca sueña,

sueña con salir de allí,

de saltar y alcanzar el bello cielo,

tocar las brillantes estrellas y admirar la
brillante luna,

que cuelga en la oscura noche.

Pero son tan sólo sueños,

falsas esperanzas.

Nunca saldrá de su cárcel.

Se siente como un pájaro enjaulado,

que lo único que puede hacer es cantar,

cantar tristemente mientras observa el
exterior.

Que está tan cerca, y a la vez tan lejos de
alcanzarlo.

Pero los barrotes impiden su vuelo,

su salida,

y observa el exterior encarcelado.

La muñeca baila, el pájaro canta.

Los dos quieren salir,

pero saben que no sucederá jamás.

Se sienten objetos, nada.

Tan sólo un ser que canta y baila para
olvidar.

Olvidar que está encerrado,

que jamás podrá oler la libertad,

ni podrá correr por la tierra fresca,

ni sentir el viento a su alrededor.

Vive entre recuerdos,

recuerdos borrosos y confusos,

con una vida pasada.

En la que vivía en la otra banda de los
barrotes.

Su corazón llora de dolor,

lágrimas rojas,

y se rompe en pedacitos.

El amor que una vez sintió se esfumó,

le prometieron el cielo,

y le dieron una jaula.

La muñeca ya no puede gritar,

no tiene voz.

Su lengua se secó,

no volverá a cantar canciones de amor.

Ahora, lo único que le permite vivir son los
recuerdos,

que le explican una vida fuera de allí.

Cada giro que da,



un recuerdo se borra de su mente,

se esfuma la felicidad que una vez tuvo,
lo libre que fue una vez.

Allí arriba en la torre,

se encuentra una muñeca,

que baila para olvidar.

La música ayuda a escribir, que las palabras vuelen y las imágenes pasen por tu mente. Como en este caso, las canciones que me han inspirado son las de una cantante que que se llama Kanon Wakeshima. A lo mejor la conoceís por ser quien canta en un ending de Vampire Knight( creo que también canta en otro, pero tampoco se mucho del tema). Las canciones que me han inspirado( sus letras sobretodo) se titulan: Still Doll y Suna No Oshiro.



4 comentarios:

  1. Las voy a oír me encanto el poema Te mando un beso y cuídate

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  2. Hola ya tiene tiempo que no paso por aqui, muy bello el poema un saludo

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  3. SHADOW DDDDDDDDDDDDDDDDDDD:
    ¿Dónde te metes? u.u Bueno, un poema precioso :) Siento no comentar desde hace tanto, pero... la pereza me puede, ya sabes. Se pierde la costumbre con los exámenes y después cuesta un brazo recuperarla u.u

    Bueno, estés perdido en las sombras del país (o submundo) que sea, que sepas que tienes un premio en mi blog.

    ¡Un abrazo! (:

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  4. me ha encantado el poema :) pasate por mi blog cuando puedas y dame tu opinion ;)http://laluzdemioscuridad.blogspot.com/

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