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sábado, 24 de julio de 2010

Parte 10: Resurrección


- Pásame ese mortero de allí.
- ¿ Cojo también los huesos de cabra?
- ¡ Por supuesto! No puede faltar algo tan importante como eso.
Mi conciencia fue despertando, noté un dolor latente en la nuca, intenté tocármelo con la mano, pero mi cuerpo no respondía. Probé de abrir los ojos, pero me pesaban demasiado. Después de mucho esfuerzo y sudor, conseguí abrir los ojos.
El señor Remírez estaba resiguiendo con el dedo un libro abierto mientras le daba vueltas a un pequeño cazo. Sara iba echando cosas dentro. ¿Eso que había echado era un ojo? Parpadeé y seguí examinando la sala. Me fijé en que estaba encadenado a la pared. Miré a la izquierda; estaba Lara encadenada de manos y, a diferencia de mí, también de pies, estaba encadenada a la pared. Los pies no tocaban al suelo. Tenía sangre reseca por el cuello y la ropa. Y un charco debajo de ella de sangre seca. Tenía la cabeja cabizbaja; si estaba encadenada de ese modo, pensé que Lara aún estaba viva, en muy mal estado, pero al menos viva. Ellos aún no se habían percatado de que había despertado o simplemente me ignoraban, me daba igual. Tiré de las cadenas que me apretaban, pero estaban bien pegadas a la pared.
- Vaya, se despertó Bella Durmiente. Si no te importa, estamos trabajando, asi que no hagas más ruidos molestos.
Iba a contestarle, pero el señor Remírez, sin nisiquiera mirarme, me enseñó un barra de hierro.
Tragué saliva y me quedé en silencio. Miré otra vez a Lara. Quería hablar con ella, pero estaba demasiado lejos de ella y estaba la maldita mesa de piedra en medio. Quería saber porqué nos habían encadenado como a unos presos, así que me armé de valor y hablé.
- ¿ Porqué nos hace esto? El señor Remírez siguió mirando el libro y dando vueltas con una cuchara el cazo. Sara echó alguna cosa más dentro y cogió ella misma la cuchara y dió vueltas. Empezó a llegarme un olor asqueroso a mi nariz. Al ver que me ignoraban, abrí la boca para preguntarlo otra vez, pero se volvió a avanzar otra vez.
- ¿ Que porque os lo hago? Eres una rata bastante tonta. Siguió mirando el libro, le susurró algo al oído de Sara y esta se fue corriendo escaleras arriba.
- Pero como tenemos tiempo, no veo porque no tendría que contártelo. Total, no vivirás para contarlo. Dio unas vueltas más a lo que fuera que había dentro y quitó la cuchara. El cazo siguió desprendiendo ese asqueroso olor por toda la sala.
- Vas a presenciar una resurrección.
Abrí mucho los ojos. Este estaba loco de atar.
- Por tu cara diría que no me crees. Da igual, tu mismo. Enseguida lo verás con tus propios ojos. Sara llegó corriendo. Tenía la respiración acelerada, pero sonrió satisfecha y le entregó un puñal a él. Paso un dedo por la hoja, sonrió y lo dejó en la mesa.
- ¿ Que te parecería si te dignaras a hablarnos, Lara?
Miramos todos a Lara. ¿ Estaba despierta? Levantó la cabeza lentamente y miró fríamente al señor Remírez. ¿ Desde cuando estaba consciente? ¿ Había escuchado algo esencial que yo no hubiera escuchado?
- ¿ Sigues sin querer hablar, querida? Siempre tan terca. En fin, sigamos. Se acercó lentamente a Lara. Se miraron a los ojos por unos segundos. Después tocó el pelo de Lara.
- Es una lástima que las cosas tengan que terminar de este modo. Dicho eso arrancó unos cuantos pelos de la cabeza de Lara y los dejó encima de la mesa. Lara no mostró ninguna emoción. Cogió el puñal y lo acercó a Lara.
- Pero tu ya sabías que este momento llegaría en cualquier momento. Con un rápido movimiento, hizo un corte perpendicular en una muñeca y después en la otra. Entre los tejidos del corte empezó a salir tímidamente sangre, para después ir cayendo al suelo gota por gota. Sara cogió el pequeño cazo y lo llevo hacia donde estaban ellos. Acercó el caldero a la muñeca y cayó una gota de sangre. Dos gotas. Tres gotas y después en la otra muñeca. Una gota. Dos gotas. Tres gotas. Apartó el cazo y lo dejó en la mesa de piedra. Dió la vuelta para dejar que la mesa estuviera entre ella y Lara y el señor Remírez. El señor Remírez se puso al lado de Sara y tiró los cabellos en el cazo. Sara le acercó la tarima con el libro a el señor Remírez. Abrió el libro, miró a Lara y sonrió.
-Empezemos.Inspiró profundamenté.
- " Ser de la oscuridad. Ser de la inmortalidad. Ser infernal. Este pagano te reclama. ¡ Móstrate ante nosotros!"
Las llamas tambalearon, el cazo empezó a vibrar y desprendió un nuevo olor, esta vez dulce. El aroma fue flotando hasta Lara. Entró por la nariz, las orejas, por los ojos... Por cualquier sitio que pudiera meterse. De repente, el cuerpo de Lara empezó a temblar, cada vez augmentaba más.
- ¿ Lara? Claramente era imposible que me escuchara, pero yo insistí. Tan repentino empezó como acabó. Salía humo ahora de su cuerpo.
-¿ Lara? Ella seguia sin moverse. Intenté liberarme de las cadenas, pero seguía allí.
-¡ Lara!
- No insistas. Ahora ya no es ella. Es inútil llamarla por ese nombre. ¿ No es así, Sysha?
Levantó la cabeza. Sus retinas eran rojas como la sangre. Miró la sala, posó su mirada en mi, pero me miró encuriosida; no me reconocía. Después miró a Sara, que esta, asustada, dio un salto atrás. Miró a el señor Remírez.
- Sysha, quien te ha llamado he sido yo. Y ahora, tendrás que obedecerme.
Sysha/ Lara levantó una ceja. Sonrió y se puso a reír. La sala empezó a temblar.
- ¿ Que está pasando, señor Remírez? ¡ Esto no era lo que tenía que suceder! Sysha seguía riéndose cada vez más fuerte; los estantes cayeron, se oyeron ruidos de vidrio rompiéndose.
-¡ Para! ¡Para esto de una vez! ¡ Yo soy tu amo, tu dueño! ¡ Tienes que obedecerme!
Ceso de reír. Miró a el señor Remírez.
- ¡¿OBEDECERTE?! Me estremecí, su voz parecía de ultra tumba.
- ¡¿ TU ESCLAVA?! Tiró de sus pies y rompió las cadenas.
- ¡¿ TU, MI AMO?! Estiró los brazos y rompió las cadenas. Cayó al suelo de pie. Se acercó a la mesa y agarró su cuello.
- ¡ TU! ¡SER INFERIOR! ¿ OSAS DESPERTARME DE MI ETERNO LETARGO? ¿ Y ENCIMA ESPERAS QUE TE OBEDEZCA? El señor Remírez empezó a temblar. Sysha sonrió maliciosamente y con un simple movimiento, le arrancó la cabeja de cuajo. El cuerpo cayó inerte al suelo, donde estaba antes la cabeza ahora salía sangre. Sysha observó el cuerpo sin vida y, con la cabeza del señor Remírez aún en su mano, miró a Sara.
Sara estaba temblando como una hoja enganchada a la pared. Con los ojos desorbitados y pálida como la nieve.
Sysha se fue acercando con pasos lentos a ella. Sara se cayó de rodillas. Temblaba tanto que le era imposible escapar.
Ya tenía delante a Sysha, cogió a Sara por el cuello del vestido y la levantó.
-¡ No-no me ma-mates po-por fa-favor! Suplicó entre lágrimas. Sysha siguió observándola con desprecio.
- ASQUEROSOS HUMANOS. OS BURLÁSTEIS DE MÍ CON ESE ESCRITO EN LA PARED Y ME PROVOCÁSTEIS MATANDO A ESE HUMANO. TU ERES TAN CULPABLE COMO EL OTRO. ¿ PORQUÉ TENDRÍA QUE PERDONARTE LA VIDA?
Sara, entre sollozos, al ver que Sysha esperaba una respuesta, se sorbió los mocos.
- Pu-pues ve-vera usted. Es ci-cierto que yo-yo maté. Pe-pero me obli-obligaron a cometerlo. ¡ Cre-creame! Yo so-solo cumplía or-ordenes. Intentó poner su mejor cara de arrepentimiento. Pero Sysha siguió mirándola con desprecio. Escupió en su cara. Tiró la cabeza del señor Remírez al suelo y puso las dos manos en su cuello y se la arrancó también.
No sabía que hacer. Yo seguía encadenado, mientras Sysha ponía el cuerpo del señor Remírez en la mesa de piedra e iba desmenuzándolo poco o poco. En la puerta, ví a Nico. Se acercó a mi rápidamente con una pequeña llave en la boca. La cogí con la mano y la metí en le cerradura. Mientras vigilaba de no hacer ruido, Sysha ya lo había desmembrado y ahora estaba cogiendo el cuerpo de Sara. Click. Clack. Por fin mis manos eran libres, pero Sysha se giró hacia mí al oír el ruido.
Se acercó a mi toda ensagrentada y me miró de arriba a abajo. Tocó mi cuello y estiró el collar que me dió Lara. Lo miró unos instantes y lo dejó.
- POR LO QUE OBSERVO, EL ANTERIOR DUEÑO DEL CUERPO QUISO SALVAR TU VIDA. NO TENGO NADA CONTRA TÍ. MÁRCHATE. NO PUEDES PERMANECER AQUÍ. AHORA VENDRÁN OTROS SERES DE LA OSCURIDAD A COMER CONMIGO ESTO Y SI TE VEN, TE COMERÁN. SUBE A LA TORRE Y ENCADÉNATE ALLÍ, EL GATO TE GUIARÁ. PODRÁS SALIR CUANDO AMANEZCA.
Se acercó y tiró algo en mi bolsillo, no tuve tiempo a mirar que era porque en ese momento se escuchó unos desgarradores chillidos, en la pared donde había estado encadenada Lara empezó a formarse un agujero negro. Y a medida que augmentaba el tamaño, los gritos augmentaban.
- LÁRGATE DE AQUÍ, HUMANO. ANTES DE QUE ME ARREPIENTA DE ESTO.
Me giré y salí corriendo. Seguí a Nico por las escaleras, intentando no pisarle. Subí la trampilla, ahora el sótano estaba a oscuras. Las antorchas se habían apagado. Pero conseguí salir de allí. Después subimos las escaleras. Empujé la puerta con mucho esfuerzo y nos encontramos otra vez en el pasillo. No había tiempo que perder. Seguí a Nico tan rápido como pude. Después de muchos pasillos, Nico frenó delante de una puerta, la abrí y el gato se coló dentro. La abrí de par en par; más escaleras. Las subí muerto de cansancio. Llegamos a una sala pequeña.
Habían unas cadenas, Nico se sentó y me miró.
- Si, si, ya lo sé. Me tengo que encadenar. Cogí las cadenas y me las puse. Una vez puestas, Nico se levantó y se fue.
Examiné la habitación, no había nada. Ni una mesa, ni una silla, ni una cama. Nada de nada. Había una pequeña ventana en lo más alto, inalcanzable. Podía escuchar aún los gritos desgarradores. Mis párpados fueron cerrándose lentamente, hasta que me quedé dormido.
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Vuelvo a mirar por la ventana. Ya no veo los rayos de la Luna. El cielo está más claro, el Sol empieza a alzarse entre las sombras. Ha amanecido.
Bien, ahora el problema es quitarme estas sucias cadenas. Entonces recuerdo que Sysha me puso algo en el bolsillo, lo sacó; es una llave. En un abrir y cerrar de ojos, me quito las cadenas de encima y me levanto. Me cruje la espalda. Sacudo la cabeza para despejarme y salgo de allí.
Mientras cruzo el enorme castillo, me envuelve una quietud y un silencio mortal. No se oye nada. No me atrevo a bajar allá abajo. Prefiero no saber que me puedo encontrar allí otra vez.
Abro la enorme puerta de la entrada, los rayos del Sol me dan de lleno en la cara. Me tapo los ojos con las manos. Demasiada luz para mí. De repente, oigo un ruido cercano. Levanto la vista y veo a un burro. ¿ Es el de Pablo?
Me acerco a él. Lo acaricio.
- Vámonos. Tu dueño no va a salir.
Me mira a los ojos, como si me entendiera. Y con un ágil trote, me avanza. Yo lo sigo, sin mirar atrás. Quiero olvidar todo, olvidar a la que hubiera sido mi esposa, olvidar al que nos traicionó. Pero sobre todo, olvidar a esa pequeña luz que me había iluminado en ese castillo y que me había salvado. Mi salvador y mi gran amor. Los dos echos pedazos.
Me enderezé, y caminé mirando al frente.
No miraré atrás.
Pero no podré olvidar lo sucedido.
Igual que tampoco podré consolar jamás mi corazón.

4 comentarios:

  1. Wow, increible, es magnifica la historia, la vas a continuar o este es el capitulo final?, quisiera saber, eres muy buena escritora, tus escritos son increíbles, tanto la historia, como tus escritos anteriores, publica pronto, cuidate, adios.

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  2. !!!!Escaparon !!
    Que horrible lo vivido , yo nunca olvidaria lago asi.
    Me encanto la historia , siempre me a gusto como escribes .
    Publica pronto
    Te quiero
    byee

    XoXo
    Rosebelle

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  3. ¿Es este el final? Eso no me gustaría :( pero de ser así no me queda más que felicitarte, se te da muy bien esto de escribir! eres un buen ejemplo de correcta ortografía y redacción, gracias por dejarme disfrutar de tu historia. Besos, cuídate.

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  4. Que puedo decir, escribes magnificamente bien...
    Fue tan tragico, conmovedor y hermoso

    saludos

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