Choose your language in the shadows

miércoles, 23 de junio de 2010

Parte 1: Rojo

Bueno, no suelo publicar historias, pero siempre hay la primera vez...


Chof, chof. Abro los ojos, todo está en la penumbra. Mis ojos se acostumbran a la oscuridad; me encuentro en una sala o habitación con paredes de piedra, es muy pequeña pero muy alta. Sólo hay una pequeña ventana en lo más alto, inalcanzable, por donde entran los rayos de la luna y el ruido de las animales de la noche.
El ruido de antes era de una gotera del techo, supongo que ha debido llover muy fuerte como para romper el techo.
La sala está vacía, no hay ni una cama, ni una silla, nada. Sólo estoy yo. Intento incorporarme, entonces me doy cuenta de que estoy encadenado a la pared. Tanto de manos como de pies.
¿Cómo he llegado yo aquí? Mi mente está confusa, no me acuerdo de nada. Intento con todas mis fuerzas romper las cadenas, pero se habrían roto antes mis huesos que esas malditas cadenas.
Entonces, me fijo que llevo un collar encima. ¿ Desde cuando llevo collares? Me lo acerco más a la cara, pero no veo nada. Lo levanto delante de la ventana, para poder ver mejor. Es la figura de un ojo. De retina roja.
Rojo. ¿Rojo? Los recuerdos acuden a mi mente rápidamente. Todo sucedió esa maldita noche.
Estaba galopando con mi prometida, Sara, en el caballo de mi tío por el bosque, recuerdo que estaba muy feliz, porque esa noche se la iba a presentar a mis padres. De repente, el cielo se nubló y cayó la tormenta.
El caballo se puso nervioso y acabé por el suelo con ella. Corrimos por el bosque, hasta que vimos entre la espesura un castillo.
No dudamos y fuímos a pedir asilo. El castillo era enorme, con una gran puerta de madera. Había un picaporte. Picamos. Y al cabo de una rato abrieron las puertas.
Quedé ensimismado. Delante de nosotros apareció una preciosa joven, de tez morena y pelo negro. Tenía los labios carnosos y unos enormes preciosos ojos azules.
Al abrir, nos sonrió y nos hizo pasar. Nos condujo por un gran pasillo, abrió una puerta; era un dormitorio. Miró a mi prometida, le cogió de la mano y la acompañó dentro. Un instante después salió y me acompañó a mí.
Cuando estuve sólo, busqué ropa por la habitación. Me sequé, me vestí y salí a inspeccionar. Pero no andube ni dos pasos cuando noté una mano helada en mi hombro. Me giré instintivamente; era sólo un viejo. Era alto, muy delgado, de pelo canoso y unas ridículas gafas encima de su nariz.
-No le está permitido curiosear por el castillo, señor. Enseguida será la hora de cenar, vayamos a buscar a su acompañante.
Dicho eso, la pasamos a buscar a su habitación. Cuando salió, estaba guapísima. Llevaba un hermoso vestido rosa que le quedaba a la perfección con su tez pálida y sus cabellos rojizos.
-Estás muy guapa. Se sonrojó, se puso a mi lado y seguimos al viejo hasta el supuesto comedor dónde cenaríamos con la extraña señora de la casa.
-¿Quién más vive en esta casa? Señor...
-Señor Remírez. Pues usted verá, en esta casa no vive nadie más que yo y la joven heredera de la casa; Lara.
Almenos supe sus nombres, y que en esa casa sólo estábamos nosotros cuatro. No sabía si alegrarme o llorar.
En ese momento pude aún haberme ido de allí, evitar lo que iba a suceder. Pero nos habíamos sentenciado cuando entramos en ese castillo.

5 comentarios:

  1. Es fantástico! Es la primera parte y ya me siento intrigada. Felicidades por empezar tu primera historia
    Saludos...azya...

    ResponderEliminar
  2. Ay que quiero saber que ocurria sigue nena te mando un beso cuidate

    ResponderEliminar
  3. Me gusto mucho! (:
    que sigue he?.. XD
    qiero saberlo ^^
    vi tu blog en otro y me gusto:)
    te sigo know!
    bye

    ResponderEliminar
  4. uaao! me encanta! va a continuar no? bueno... me ha gustado mucho el argumento de esta entrada, que al parecer es una historia... no soy capaz de imaginarme la continuacion pero seguro que sera sorprendente! aqui va una de mis, ahora escasas, sonrisas :D te la mereces!! besos!! Mhay/yahM

    ResponderEliminar
  5. Ya no habia pasado, es realmente fantastico ...
    espero con ansias la continuacion
    Te cuidas ...

    ResponderEliminar